Introducción, traducción y notas de A. Alvar Ezquerra. Revisada por A. Fontán. El bordelés Ausonio fue el más notable poeta latino de la segunda mitad del siglo IV, una época que los tratadistas consideran como el último renacimiento de la literatura antigua, tras el yermo cultural que acompaña a la crisis del siglo III y antes de la decadencia que en la siguiente centuria trae consigo la desintegración del Imperio de Occidente. Además, aunque Ausonio era cristiano, no se puede decir que lo sea su poesía, la cual representa más bien la postrera reviviscencia de una musa frívola y pagana, en un ambiente en el que ya es palpable una intensa cristianización de la vida y de la cultura romanas. De la poesía de Ausonio se ha dicho —y no a título de elogio— que tiene un carácter marcadamente escolar; es una poesía de profesor. En efecto, profesor de retórica fue Ausonio durante la mayor parte de su vida, y entre sus alumnos contó al que luego sería el emperador Graciano, discípulo agradecido que habría de colmar de honores a su maestro. Pero tampoco faltan en la obra de Ausonio destellos de auténtica inspiración; por ejemplo, de un cierto sentimiento romántico del paisaje en su famoso Mosela, o de un lirismo sincero en los versos en que, ya anciano, recuerda a la esposa perdida. La presente traducción es la primera completa que se publica en lengua española.

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